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Póker Filosófico

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Cinco amigos filósofos están a punto de iniciar un juego de póker y en voz calmada comenta uno de ellos:

“El libre albedrío no existe, Dios me puso acá, y era mi destino divino estar hoy jugando póker con ustedes. Ganará quien Dios desee que gane. ”

Y comenta el segundo: “Comparto que el libre albedrío existe y es milagrosamente dotado por Dios. No obstante, mi alma y no Dios, eligió estar jugando póker acá con ustedes. Será la fuerza del alma de cada quién la que determine quién ganará hoy.”

“No lo creo” dice el tercero: “El libre albedrío existe, pero no como un legado divino, sino emerge casi por sorpresa, como parte de la identidad y naturaleza de las partes constituyentes del ser humano. Mi cuerpo físico, mi yo, mi propia naturaleza, eligió hoy estar jugando póker acá con ustedes. Ganará el naturalmente más capaz.”

“Veamos” dice el cuarto, “El libre albedrío existe, es físico, deducible y puede llegar a entenderse, es decir no es ineludiblemente sorpresivo. Creo que una serie de eventos identificables condujeron a que yo eligiera estar jugando póker acá con ustedes, no obstante yo influí sobre dicha cadena y por ende influí sobre dicha elección. Aquel que logre influir sobre la suerte, ganará la partida hoy.”

“Creo que no es así”, comenta el quinto amigo. “El libre albedrío no existe, es una ilusión. No elegí estar jugando póker acá con ustedes, en vez, una enorme cadena de eventos físicos desde el inicio de la existencia me condujo a este destino, y hoy, esa misma cadena de eventos me está haciendo creer que elegí yo. Ganará el de la mejor suerte.”

Una sonrisa invadió al grupo cuando se percataron que ALGO les permitía sentirse cómodos consigo mismo respecto a su opinión sobre el libre albedrío, aunque dicha opinión no fuera compartida por el resto del grupo. También se percataron que ALGO les permitía participar en un juego de azar y a su vez gozar de la compañía de cada uno. No obstante, mientras jugaban, pronto cada uno de los cinco filósofos se dio cuenta que les estaba costando enfocarse en ganar el juego, les invadía un deseo incesante por entender qué podría ser ese ALGO.

Chingui vV